Hálleme por ahí en alguna callejuela del Centro, junto con Luis y Eugenia, esperando Dios sabe qué cosa. Cuando de repente algo me empieza a molestar en el cuello, más exactamente en la clavícula.
Yo: ¡Utamadre! ¿Qué me está saliendo aquí?
Eugenia: Es un barrito, no te rasques.
Yo: ¡Quítamelo! ><
Eugenia: No puedo, mis uñas son muy largas
Yo: Fuck! ¡Luis, ayúdame!
Luis: a ver…
Ya que Luis de por si es ciego, tuvo que acercarse más a mi y poner las manos en mi cuello para realizar esta faena.
Yo: ¡Ay! ¡Me duele!
Luis. Coño, ¡deja de moverte!
Yo: ¡Asegúrate de no dejarme una marca!
Luis: ¡Pues estate quieta!
En eso, una señora canosa con sus bolsas de mercado y delantal de pozolera iba pasando por ahí, se nos queda viendo con un gesto de total desaprobación y lanzando al aire un nada disimulado: “¡Pero que vulgares!”
Ninguno de los tres dijo nada y nos quedamos sólo con una cara de Juat.
Hasta que captamos, que con la conversación y la posición en que estábamos Luis y yo, se prestó a malos pensamientos de la señora.
Lo que no le pasó por su cabeza es que Eugenia estaba a lado, y pues…así no se podría. A menos que pensara que le estábamos enseñando de manera didáctica xD.
Para que vean, mi repelús al acné (propio o ajeno) es atentado contra la moral y las buenas costumbres.
Bye, bye trabajo
Hace 1 mes
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