De Moral práctica o Como hacer un mal pretendiendo que es un bien o viceversa.

Tengo buenos sentimientos después de todo.
No puedo utilizar a un wey de treintaytantos con cerebro de catorce, voz de borracho y aspecto de gnomo celta joven. No puedo usarlo para mis satisfacciones ególatras. Lo he intentado, no crean, pero el tipo y su ser en general no ayudan.
Además de que me aburre bastante. Demasiado buenito el tipo, pero si me atrayera un poco, ni me fijaba en esos detalles. Pero nel, nada. Además él quiere (o quería) algo serio, con todas sus letras. ¿Acaso pensó qué por que se le esta yendo el tren yo, casta e inocente en plena flor de la juventud, iba a a hacer una buena labor accediendo a sus favores? Ni madres. Además dicen las lenguas de doble filo que el wey en cuestión ha tenido sólo una novia EN LA SECUNDARIA y que todavía no conoce mujer, además de que tiene cara de que no sabe besar. Y nel...

A mi me gustan que vengan aprendidos de casa. ¡Y más a esa edad, por Dios, ya deben tener un curriculúm extenso en cualquier aspecto!

Lo utilizaría de maje, pero tampoco, el tipo es contador.

Ni para eso sirven, carajo.