La adultez huele a tedio con café, tiene un empaque cuadrado odioso y está etiquetada con palabras extrañas y ajenas como “Recibos de honorarios”

Título de post más largo ever!

Les había dicho, estas semanas me he dedicado a buscar trabajo sin mucho éxito, hasta el día de hoy, que fui a una entrevista…para el puesto de dar clases en una secundaria.
Pueden burlarse, les doy permiso.
Fuera de eso, todo salió muy bien, (como logré actuar de tal manera de que estaba convencida de querer dar clases es un misterio, incluso para mi), el señor que me entrevistó fue muy buena gente y amable, mis papeles estaban en orden hasta que…

-¿Tienes tus recibos de honorarios?

-*insertar una cara de WTF gigantesca* Er…no.

-Oh…bueno, tienes que ir a Hacienda a que te den de alta, y pagar para que te los den. Los vas a necesitar para bla bla bla

-De acuerdo (¿?).... gracias.

Como me dijeron que era muy posible que me quedara, será mejor que haga eso. En mi vida de adolescente estudiantil fuera de esos asuntos burocráticos, (hasta que hice mi servicio), había escuchado tal cosa: Recibo de honorarios. Lo primero que me pregunté fue ¿Eso que demonios es? ¿Por qué me alejaron de un mundo al cual tarde o temprano tenía que volver y tiene palabras tan raras como esa? ¿Por qué nadie me dijo que madurar producía tanto desconcierto?

Tendré que empezar a usar y acostumbrarme a esa clase de términos, vestirme formal, hablar correcta y decentemente y ver el valor de mi vida con símbolos de pe$o$.

Entrar al mundo laboral y adulto enferma

Cambiando de tema, esta semana he ido a la ex-cuela a los seminarios ínter semestrales que da mi ex director de carrera, no voy por que me interese la mera verdad, aunque están muy interesantes, lo hago por mera nostalgia. Aunque hace casi tres semanas que salí, estoy apenas comenzando mi “Ceremonia del Adiós” hacia mi vida estudiantil.
Como Sarte y Beauvoir tuvieron una relación abierta, sin celos ni recriminaciones, puedo decir que fue casi la misma relación que tuve con mi escuela. Si no fuera por que tengo siempre que protestar por algo, ha sido la relación más sana y nutritiva que he tenido. “Se ha hecho lo que había que hacer” dice Sartre en la Ceremonia del Adiós. Y es el momento de despedirse.

Aproveché para pedirle a la directora de Facultad, que también fuera mi asesora de tesina (si muchachos me lanzo a hacer la tesis, ya) la haré de el objeto de la obra de arte a partir de Ortega y Gasset. Ya compré los libros y pues a empezar esto. Pensé que podría hacer maestría y titularme con eso, pero ¿para que postergar mi entrada al mudo real?. Además siento que mis padres ya terminaron su compromiso conmigo, si hago la maestría me la pagaré yo, sobre todo, la haré en otra universidad.
El 22 es mi graduación con ceremonia togada y toda la cosa, mi mamá me forzó-convenció de comprarme un vestido, algo sencillo y nada ostentoso.

Mientras todo esto pasa, habrá que preguntarse que sucederá después de despedirse para siempre.