El amor en los tiempos de la Influenza

No cabe duda que la felicidad no existe, más que breves instates. En lo que uno cierra los ojos, en lo que uno ama, en lo que uno vive.
Tarde o temprano, todo se separa. En el momento en que menos se espere, te clavan el cuchillo junto con las palabras más frías y desalmadas en boca de quien días atrás juraba que era el centro de su existencia. Y él era incondicional en la tuya. A sabiendas de que esto podía ocurrir, lo hize. Por que era mi mejor amigo el que me necesitaba, cuando yo quería huir de lo que estaba sintiendo, y finalmente me atrapó.

Ahora es él el que me pide que me marche. Y me quedé ahí en un vagón del metro, y lo único que entendí fue que el que se queda así, sin nada en que creer, es el que sufre más.

La despedida fue haciéndose una pesada losa en mi corazón, escribiendo un nombre que nunca quise que fuese escrito, cualquiera, todos menos ese. Pero no fue así .

Eso no debió haber nacido.

Llorando en un taxi, lo entendí.

Creo que no merezco que alguien me quiera....



No sé cuando vuelva a escribir, que es tan vital para mi como respirar.
Esto que esta pasando junto con el término de mi carrera, es muy difícil para mí.

Ojalá pudiera olvidarlo todo. Pero empeñaré mi vida en ello.
Debo seguir adelante con mi vida, pero debo sanar antes de dar el siguiente paso.
Necesito alejarme de todos, incluso de mí.

Necesito decir adiós.