Relata tu historia de Tlalpan y llévate un dibujo mal jotoshopeado por mi de recuerdo, si gustas

01 septiembre 2009

Ya le había comentado a Juanito Popper (¿Me das permiso de llamarte así? xD), de que toda persona que viva en esta ciudad tiene una historia, vivencia o anécdota que contar sobre la Calzada de Tlalpan. Famosísima por las chic@s extrafalari@s que ofrecen sus servicios (prostituas y prostitutos trasvestis), y uno nunca sabe que es cada uno, es decir el cliente puede llevarse una sorpresita doble en el cuarto de hotel.
Reconocida también por sus asaltos, su zona mercantil y que las estaciones de metro cercanas son utilizadas para aumentar el número de suicidios cada año.

Como sea, el motivo de este post era lo que alguna vez le comenté al Popper (xD) en una de sus entradas: hay que hacer un concurso llamado “Relata tu historia en Tlalpan”.
Al principio me dije: nel, es broma, solo pongo una anécdota pasada, sin nombres ni rostros y asunto arreglado.
Pero si le debo al mundo algo de mas calidad (si, claro), y como dice mi mamá: si vas a hacer una pendejada/ridiculez hazla grande.
Luego con otra entrada de Juan (bueno ya…) que podría hacerse esto de manera literaria o impersonal, es decir: explotemos el realismo mágico de esta amada/odiada ciudad de México.

Así que, los invito a participar en esto que sin ingenio alguno llamo

Relata tu historia de Tlalpan y llévate un dibujo mal jotoshopeado por mi de recuerdo, si gustas

Todo esto es para conocer un poco ese algo que se esconde del otro lado del asfalto, eso que vivimos cotidianamente y nos va sepultando.

En si no hay nada en particular de lo cual Uds. deben hablar pueden hablar de lo que sea, SIEMPRE y cuando este relacionado con Tlalpan, y si no viven cerca o no tienen en su país un lugar llamado así, nos conformamos conque haya comido el famoso caldo Tlalpeño.



*slurp* *---¬*



Imagen conmemorativa



No esperen algo de calidá, que no soy diseñador. Clik para ver más grande




Pueden escribirla como anécdota, ensayo, leyenda, fábula, cuento, en segunda persona, en primera, en tercera, cantada, recitada, poema o como sea.
En fin, esta es la mía.


La calzada de Tlalpan “lugar sobre tierra”, dicen que significa en náhuatl. Si no es posible a que se le llame como la calzada del sexo, al menos le quedaría como la Calzada de las Quimeras.
Tal vez sea que esta muy cercana a mi hogar o simple coincidencia de que cosas muy extrañas me suceden en ese lugar, desde que tengo uso de razón:

-Como la vez que un completo extraño me quiso besar por que me amaba (no estaba borracho y me dio muchísimo miedo).

-Uno de mis primeros besos fue cerca del mercado de Portales.

- O cuando una de mis mejores amigas y yo nos pusimos hasta las trancas en un bar de ahí.

-Uno de mis profesores de la uni que me tenía miedo y me odiaba es originario de ahí, nunca se cansó de decirnoslo.

-La vez que presencié un suicidio en Nativitas, causando que llegara tarde a un examen final.

-Las veces que me quedaba en casa de una amiga cuando me peleaba con mi mamá.

-Cuando lloré por los estúpidos de B.U en Chabacano.

-La vez que por azares del destino me encontré con una amiga de la secundaria… con su bebé.

- Cuando me perdí para ir a casa de un tipito con el que andaba en Taxqueña.

- La vez que mi amiga y yo nos perdimos para llegar a mi casa a las siete de la mañana, cuando debimos estar ahí a las dos.

-Cuando uno de mis mejores amigos me contó las similitudes de nuestra vida y de que yo era más importante de lo que creía para él.

-La vez que me puse una barriga falsa para que me cedieran el asiento en el metro, para ir a una fiesta.

-Las veces que regreso del centro y compro quesadillas en los puestos afuera de Ermita.

En fin, hay mucho que contar sobre ese lugar, pero algunas cosas las recuerdo vagamente o son muy personales, y otras anécdotas pasaron hace tanto que no me interesa si las recuerdo con exactitud o no.
Bueno esta historieta que les contaré ya tiene su tiempito y mi memoria me falla, así que es como un resumen. La hice como cuentito para que me tiren de piedras por explotar algo cotidiano y convertirlo en pseudo-literatura. Además de que inaguro un nuevo tag.
Aquí va.

-º-º-º-º-º-º-º-º-º-º-º-º-

Era el cuarto o quinto colectivo atiborrado que dejaba pasar. ¿Cómo carajos era posible que un sábado por la mañana luciera tan atoradamente afanoso como si fuera un lunes a media tarde en el centro de la ciudad?, se preguntaba.
La habían citado en las afueras del edificio universitario a las siete, para ir junto con otros estudiantes a una casa en las provincias de Cuernavaca. Con motivo de “celebrar” que habían sido voluntarios (eso significa que no hay paga), dando clases de regularización a alumnos de tercer año de secundaria durante todo un semestre.

-Lo que hay que hacer por unos putos créditos-pensó tomando un sorbo del pésimo café del Seven-eleven con la esperanza de que calentara un poco- eso sí, la carisma, el compromiso y el espíritu humanitario se le reconocen nada más a san Juan Bautista de La Salle, pero esta maestra también es pobre y estudia, ¡no hay derecho!.
Sus labios dejaron salir una mueca divertida junto con el aliento convertido en nube, perdiéndose en el aire frío.

Un colectivo con menos gente llegó a la parada, arrojó su café sin terminar al montón de basura cercano a ella, habiéndole indicado su destino y pagado al chofer se sentó junto a una ventana empañada, mirando el ir y venir de la ciudad que despertaba.
Aunque siendo honestos, no fue tan malo como el semestre pasado, que para obtener más acreditación universitaria, más por que se había inscrito tarde, tenía que lidiar con unos instructores de primeros auxilios con aires de grandeza, que su principal misión era recolectar jovencitas bonitas, estúpidamente huecas y accesibles, para formar su propio burdel y organizar orgías en la oficina que tenían en la universidad.

Eso no habría sido problema para ella, pues no era puta y mucho menos tonta, sino fuera por que a uno de esos instructores se le ocurrió llamarla ‘lenta’, y ella como mala mujer mexicana resignada, le contesto con un nada sutil ‘estúpido’… enfrente de sus subordinados. A partir de ahí se ganó el odio acérrimo de los instructores, integrantes y de la Cruz Roja, con la promesa de que si algún día sufría un accidente o necesitaba atención pre hospitalaria, la dejarían morir antes de subirla a una de sus unidades, haciendo parecer que no había nada por hacerse. Pero hasta ahora el daño sólo se había reducido a pérdida de tiempo, dinero y falta de créditos.

Al inscribirse en el grupo de apoyo académico ese semestre, pensó que dar clases podría servirle en un futuro, salvaría vidas y almas en un salón de clases muchísimo mejor que una ambulancia.
-Que pensamientos tan románticos e idealistas tengo en ocasiones-divisó su parada en metro Zapata, poniéndose de pie- por lo menos puedo decir que me la pasé bien, que (todavía) no he sacado el cobre con mis superiores, me relacione y congenié adecuadamente con mis compañeros y alumnos, voy a este paseo y finalmente, obtendré mi crédito. Not reasons for worry. Esta vez, por lo menos, hay una celebración. Aunque mi jefe sea un apretado me voy a divertir un rato. El trasborde de Centro Médico, sexto lugar del D.F en provocar agorafobia, lo transitó de manera pausada, dejando que las miles de almas enajenadas se adelantaran a atascar los vagones, una de las detestables ventajas por levantarse temprano.

Pero la pesadilla de cualquier fanático de la puntualidad, se presentó de manera “inexplicable”, como sólo puede pasar en esta ciudad, el sistema eléctrico del metro había caído (para variar), causando un estancamiento de personas, olores y pésimo humor matutino.
-¿¡Porqué me haces esto Señor!?-quiso gritar a todo pulmón, pero se conformó con decirlo para que un par de señoras pudieran oírlo y rieran cómplices.
Con pensamientos asesinos al conductor, su cuerpo moreteado por otros usuarios y cinco minutos de retraso, al fin estaba enfrente de la universidad, saludó a los pocos compañeros que encontró, localizó a su jefe: el enano gruñón, para que le indicara en cual autobús subirse.

Su compañero de asiento, fue un estudiante de leyes que había ingresado al mismo programa que ella, el trayecto a Cuernavaca les sirvió para comparar los distintos enfoques de sus carreras.
Llegando al destino, los organizadores formaron diferentes actividades en la que los integrantes del grupo universitario interactuaban, convivían y se conocían mejor.
En otras palabras el sacro santo espíritu universitario, los obligaba a “divertirse” sanamente en lugar de emborracharse.

Entre esos integrantes estaba el muchacho que estudiaba ingeniería, con quien había salido a dar una vuelta después de las labores una semana atrás. Desde que iniciaron las platicas de informe a profesores había tenido poco contacto con él (a veces confundía los nombres de sus compañeros, y tenían que presentárselos dos veces), pero desde ese fin de semana pasado lo había conocido un poco mejor, que para ser ingeniero era alguien agradable.
Gracias a su fama de gritona, mal hablada, rebelde y desmadrosa, se le mandó a hacer actividades dónde no pudiera ejercer ninguna de sus peculiaridades, pero eso no fue impedimento para que la filosofía y la ingeniería compartieran algo más que una institución.

Hubo un momento en el descanso en que ella quedó dormida a al intemperie
Él, como cazador al acecho, esperaba el momento oportuno para atacar y no ser reprendido por una fémina molesta de que la despertaran.
Cuando abrió los ojos se encontró con el rostro del ingeniero a unos milímetros de su cara.
-¿Qué? ¿Acaso vas a besarme?-lo miró desafiante, en medio de su modorra -¿Quieres que te bese?-ingeniero respondió retador. Ella sólo atinó a sonreír de manera deliciosa-Anda. Atrévete.
Nunca supo como el alma se le había escapado para unirse al aire, ni como todas las sensaciones del mundo su piel las vivió en ese instante, o como fue que el mundo se detuvo en una fracción intuitiva de espacio y tiempo.

A cualquiera que le hayan robado un beso, lo ha vivido.

Los factores y el nerviosismo, le hicieron cometer el adorable y ridículo acto de salir corriendo hacía los autobuses, donde el delincuente le dio alcance.
Intercambiando palabras, miradas ruborizadas y uno que otro intento de asalto labial, recorrieron el viaje de regreso a la universidad, ella con el dilema de cualquier puberta-adolescente insubordinada recién desarmada con un beso.

Él con el tren de su mente, que sólo la entrada la ciudad por la Calzada de Tlalpan, sabrá sus secretos. Arribando al destino y emprender el viaje regreso a casa, tuvo la necesidad de salir corriendo para entender lo vivido y postergar lo inevitable. Pero la Curiosidad, aquella pequeña que se atreve más contra lo que más se prohíbe, la convenció para que permitiera al ingeniero acompañarla hasta metro MPortales.

-¿Por qué la curiosidad?-se preguntaba mientras él se deshacía en frases hechas, perdidas en los vagones del metro, ella respondía de manera natural y despistada.-debe ser algo más que afán de saber o mera acción de supervivencia.

Llegaron a la estación cercana a su hogar, aún le ardían los labios por ese beso corrompido, la fascinación le salpicaba los ojos, delatándola inexperta. El ingeniero le hizo un a pregunta que se respondería en el tiempo - espacio ubicados dentro de una semana, “para pensarlo”, dijo ella. Sin embargo, nunca, ni en sus desvíes más paradójicos, imaginó lo que detonaría ese juego de niños. En ese momento empezaría su vida con otro nombre de mujer, por fin entendería de lo que hablaban las canciones y los filósofos. Esa curiosidad la había empujado a un camino donde reír y llorar tienen el mismo seudónimo, donde habría que sufrir para ser feliz.

¿Por qué la Curiosidad?

El hasta luego fue propio de una tarjeta de regalo, el clima había difundido su paleta de colores bellos y extraordinariamente presenciados. Emprendió el camino a casa, dejando que la brisa enfriara sus mejillas y la música del reproductor se filtrara por sus oídos hasta llegar al concreto de Municipio Libre. No queriendo pensar y a la vez si, en el futuro tan lejano que era el siguiente fin de semana.

Retomó el diálogo suspendido consigo misma. ¿Por qué la curiosidad?
Quizás la respuesta se perdió en las vías del metro.
Pero mirando morir aquella tarde de sábado con la sensación de fuego en su boca, entendió que la curiosidad para querer explotar los límites de la realidad y del mundo puede ser detonada con un simple beso.

10 voces en mi cabeza:

Veggie Popper dijo...

Vaya que eres rápida... creo que tu entrada se llevó de calle a la mía. Qué buena narrativa. No creo que haya terminado así, ¿de verdad no hubo nada más después? ¿Dónde quedó el "esta historia continuará..."?

Lamento decirte que de todas formas ya me robé el premio: esa imagen jotoshopeada esta loleable, así que me la llevé a mi PC. Sorry

Y sí, puedes llamarme Popper =)

(Por cierto, ¿cómo haces para 'ocultar' links en el texto?)

Fue un placer leerte, de verdad ^_^

G. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Charro Negro dijo...

Gracias por pasar y comentar en el Bloj Chacotero, espero no sea la ultima vez.
Por cierto, una narrativa muy kilometrica y aradable.
Uno que es mas naco y alburero de 3 chistes malos no pasa, jaja.

Urielue dijo...

Me caigo al mar!!, al fin pude leerlo completo.
Simplemente no se que decir Gaby, Solo que me encanto, lo que si es que parece que te quedaste con el premio :P, simplemente sobervio.

y creo que te pedire el mismo tip que menciona Juanito...es ironico que pueda resolver problemas de computadoras y hardware a veces... pero no hacer esos links...jaja

Cuidate mucho ok?
Saludos desde este nido de serpientes y Gracias por todo ^^

Veggie Popper dijo...

Este último texto me dejó con ganas de más... Espero subas más entradas pronto, a más de una semana ya se te empieza a extrañar. Saluditos y ojalá te estés divirtiendo =D

yao-con-hueva-de-loggearse dijo...

Usted está tan enamorada de Tlalpan como yo del Ajusquito (que por cierto, en parte pertenece a la delegación de Tlalpan)

Gracias por su visita.

vaya que ud se duerme tarde

(o muy tempra: cuestión de enfoques)

Saludos, mi estimada.

;)

Yaoteka dijo...

Err...

podemos saltarnos lo de que tenga que escribir la historia e ir directo a la parte donde me regalabas un dibujito???

n_n

Mr. OpusCante dijo...

A continuación se presentae un escrito, tal y como el ingeniero lo recuerda tods las noches que pasa por el metro Portales de camino a su casa, no puede evitar cerrar los ojos y suspirar anhelante, deseando regresar a ese 21 de octubre.

Por cierto que el chaparrito gruñón dejó de serlo (gruñón, no chaparro) cuando abdicó. Al parecer el poder se le subió (como medio metro, cuando mucho) y HoriZontes no volvió a ser igual o al menos es lo que he oido.

Mr. OpusCante dijo...

5 am de una fría mañana, buen día para ir a hacer algo diferente lejos de las clases de química que poco les interesaba a los alumnos.

Llegó más temprano de lo debido y mientras esperaba la recordó. Pero cómo no hacerlo si una semana atrás habían estado en el lugar favorito de él la noche anterior ella le prometió llevarle un platillo producto de una receta de la familia. En eso cavilaba cuando se oyó a un chaparrito gruñón decirles que subieran a los camiones. La intentó divisar y retrasó el abordaje a su camión, sólo para ver el brillo del Sol que apenas despertaba en su mirada.

Tal vez no quiso venir, pensó, mientras se abría un espacio junto a su recién adquirido rollizo amigo quien le dijo -Se le ve triste - Y él: -en realidad cansado, pero hoy sólo quiero verla.

Y de nuevo el rechoncho personaje -ya no se angustie señor, ahí la veo llegar, allí, salúdela- Pero los nervios le impidieron moverse.

Ya en Cuernavaca, entre carteles con vinílica, concursos de fiesta infantil y reflexiones para los voluntarios él no dejaba de mirarla. Su promesa había sido cumplida y hasta la fecha él jura no haber comido semejante delicia que ella misma preparó y le llevó para su deleite.

Antes del fin un momento de relajación, conversaciones de cantina con el rollizo y la mirada desviada hacia donde ella encontró su lecho para contrarrestar el desvelo. Luego la hora de irse y el rechoncho: -mejor vaya a despertarla, pero con cuidado, no le vaya a pegar o a gritar- a lo que él sólo soltó una sonrisa y sin un ápice de malicia ni premeditación él a ella:
-Despierta bella durmiente- y la réplica -ay gracias... pero, no ibas a besarme ¿verdad?- la pregunta lo tomó sin defensa y sólo alcanzó a atropellar los monosílabos -em.. amm... no, yo no... bueno ¿quieres que te bese?-

Una sonrisa malévolamente deliciosa se asomó en el rostro de ella, su mirada cambió y pareció esperar la pregunta -no te atreves a hacerlo-
Ese fue catalizador y todo vestigio del mundo entero se desvaneció... cerró los ojos y se acercó a ella, lentamente y cuando creía se iba a detener sintió su suave aroma penetrarle los sentidos y sintió su respiración, tan cerca, tan cálida. Tomó apenas un breve lapso de su existencia luego del cual ella huyó con él tras sus pasos y el camino de regreso aparecía frente a sus ojos. De dónde venían y hacia a dónde iban eran las preguntas fundamentales que se hicieron antes del retorno.
Luego el metro sobre Tlalpan fue testigo del intenso deseo que ambos tenían por continuar subiendo las esferas del paraíso. Luego una semana se acordó, para pensar y responder. Siete días tan sólo lo separaba de saber si ella lo dejaba entrar en su universo y a la vez formaba parte del suyo.
Así, con el bullicio propio de Tlalpan, el ruido intrínseco del metro y los labios impregnados de un nuevo inicio se despidieron.
Ese día le contaría a su mejor amigo que había encontrado unos ojos hermosos que al fin le darían la luz que necesitaba para caminar en la oscuridad y su amigo le soltó una frase que noche a noche le martilla la mente: "siempre te ha gustado la filosofía, ingeniero. No hagas ninguna tontería"
Pero los errores acompañan muy de cerca a la juventud y él cometió una falta que hasta el día de hoy le tiene el corazón hecho cenizas y la inspiración perdida. Luego de recibir hace no mucho una mirada y frases frías de aquellos ojos en los que le gustaba perderse y de aquella boca que, sostenía, estaba hecha de miel pura, comprendió que lo único que le queda es implorarle a su Dios le dé el descanso que sus sentimientos necesitan... ahora lee aquí y allá en internet y se alegra, con una lágrima cayendo por su mejilla, de que ella recuerde con tanto detalle ese momento en Tlalpan que sabe jamás podrá repetirse.

Mr. OpusCante dijo...

mmm... nunca supe si me gané o no algo...